Llega el invierno y hay que ir abrigados. Yo que de pequeña prometí que a mis hijos no les pondría nunca un verdugo, esa tortura horrible que hacía que se te llenase la boca de lana y te picasen las orejas. Pues bien, todo cambia y ahora van las dos pequeñas con sus verdugos. La verdad es que calculé un poco mal la talla y se les giran, pero como son muy buenas no dicen nada. A ver quién es el listo que puede escribir la leyenda.
domingo, 18 de octubre de 2009
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1 comentario:
actualicen, oigan!!
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